Nuestros niños, a medida que van creciendo, nos observan, nos escuchan; y esto genera un aprendizaje en ellos; así mismo, dependiendo de lo que escuchan decir de nosotros sus padres, de los adultos y de las personas en general, empiezan a adquirir, o bien creencias que les limita su desarrollo o creencias que los empodera, les hace sentir bien y les motiva a lograr lo que desean.

No podemos negar que en algún momento hemos generado alguna o muchas heridas emocionales en nuestros hijos.