En los últimos años, miles de maestros han comenzado a abandonar las aulas en toda América Latina. No por falta de vocación, sino por un cúmulo de agresiones, sobrecarga laboral, falta de apoyo familiar y deterioro emocional. Ser docente hoy significa enfrentarse a insultos, violencia, estrés crónico y un entorno escolar cada vez más hostil. El problema es real, urgente y, como verás en este artículo, más complejo de lo que muchos imaginan.