Si tu hijo tiene entre 2 y 4 años, está en esa época en la que no es difícil que le de un manotazo, un mordisco o un empujón a otro niño. Esto no es violencia, es sólo una falta de otras habilidades, como sucede con las rabietas. No quiere hacer daño, sólo conseguir su objetivo, pero no lo hace del mejor modo posible.

Esto es algo que con el tiempo va a dejar de suceder, pero una agresión a otro niño es algo que no debemos tolerar y tenemos que actuar correctamente. Veamos qué hacer en esta situación.