Sí, la desigualdad de género en la escuela es una realidad que aún persiste en muchos lugares. Aunque ha habido avances significativos en la promoción de la igualdad de género en la educación, todavía existen disparidades y desafíos que afectan a estudiantes y profesores en función de su género.

Uno de los aspectos en los que se observa desigualdad de género en la escuela es la participación y el rendimiento académico. Aunque las niñas y las mujeres han logrado importantes avances en el acceso a la educación, todavía existen áreas en las que enfrentan obstáculos, como en las ciencias, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas (STEM), donde su representación es menor que la de los hombres. Además, los estereotipos de género pueden influir en las elecciones de carrera y en la confianza de las niñas y las mujeres en sus habilidades académicas.

Otra manifestación de la desigualdad de género en la escuela se encuentra en la violencia de género y el acoso sexual. Tanto estudiantes como profesores pueden ser víctimas de acoso, pero las niñas y las mujeres tienden a ser más vulnerables. Esto puede tener un impacto negativo en su bienestar emocional, su participación en el aprendizaje y su desarrollo personal.

Además, los roles de género y las expectativas sociales pueden influir en la forma en que se trata y se percibe a estudiantes y profesores. Las diferencias en las expectativas de comportamiento, la asignación de tareas y las oportunidades de liderazgo pueden crear desigualdad y limitar el potencial de los estudiantes en función de su género.

Es importante abordar la desigualdad de género en la escuela mediante políticas y prácticas que promuevan la igualdad de oportunidades, la eliminación de estereotipos de género y la prevención y respuesta a la violencia de género. Al fomentar entornos educativos inclusivos y equitativos, se puede trabajar para superar la desigualdad de género y promover una educación de calidad para todos los estudiantes.