Cuando el niño se siente amenazado y/o en peligro, se activa en él los mecanismos de lucha o huída, que lo tiene absolutamente todo ser vivo, y mientras el niño esté en este estado, su interés principal será salir del peligro percibido; o luchando mediante berrinches, pataletas, gritos, etc, o mediante la huída, llorando, inhibiéndose, mostrándose tímido, sumiso, etc. Y en ninguno de estos 2 estados, ya sea el de lucha o el de huída, es propicio para el aprendizaje, porque toda la energía y los recursos del organismo, lo destina para la batalla, para salir del peligro percibido, más no para aprender.