Educar a un niño no es una tarea fácil. Se requiere mucho esfuerzo y constancia. También es importante tener objetivos claros y mantener la coherencia en todo momento. Aun así, la práctica suele superar la teoría, por lo que no importa cuántos consejos hayas escuchado o cuántos libros hayas leído, al final, es probable que todo no salga como habías planeado.

Cuando se es padre/madre, presos de las preocupaciones cotidianas y las nuevas responsabilidades, es muy fácil equivocarse y cometer errores. En la mayoría de los casos estos errores no tienen mayores consecuencias, pero a veces pueden dejar una huella profunda en los niños.