La realidad es que ser docente no es fácil ya que es una de las profesiones que requiere mayor dedicación y atención. El ambiente escolar puede llegar a ser muy estresante y exigente, por ello es probable que la mayoría del profesorado pueda sentirse agotado a final del curso. Incluso a largo plazo, una situación prolongada de estrés puede llegar a desencadenar en el llamado ‘burnout’ o agotamiento emocional.