La ira es esa emoción que hace que los niños sientan enfado, irritabilidad, resentimiento o furia ante una situación que no les gusta o les produce frustración. La ira tiene dos formas de expresión, una más interna en la que aumenta el ritmo cardíaco, la presión sanguínea y la adrenalina; y otra más externa en la que la expresión cambia, el niño eleva el tono de voz, sus músculos se tensan.